El origen (natural, por supuesto) de SARS-CoV2

20.01.2021

Desde que Mary Shelley escribió su famosa novela Frankenstein o el moderno Prometeo, a todos nos han apasionado las historias de científicos que crean monstruos. La receta es simple: complejas mezclas de reactivos, interminables cálculos matemáticos y un lenguaje casi incomprensible. Todos estos ingredientes bien aderezados acaban fomentando una imagen del científico como aquel personaje perturbado, que prefiere estar solo en la torre de un remoto castillo y cuya propia locura puede generar auténticos peligros para la sociedad. Sin embargo, como en la propia novela, el miedo irracional puede deberse más bien a la falta de entendimiento y miedo a lo desconocido que a la criatura en sí.

La infundada idea de un virus peligroso diseñado en un laboratorio y cuya liberación causa la expansión de una enfermedad mortal no es nueva. Aparte de inspirar guiones al más puro estilo Hollywood, similares afirmaciones fueron hechas con otros virus. La epidemia de SARS de 2002, el virus de inmunodeficiencia humana (VIH) causante del SIDA, el ébola o incluso la gripe A han sido acusados de ser creados por el hombre por diversos motivos. ¿Han sido todos estos virus creados en el laboratorio o quizás aparezcan estas afirmaciones cada vez que un virus se hace conocido? ¿Cómo puedo saber que SARS-CoV2 no ha sido creado en un laboratorio?
La infundada idea de un virus peligroso diseñado en un laboratorio y cuya liberación causa la expansión de una enfermedad mortal no es nueva. Aparte de inspirar guiones al más puro estilo Hollywood, similares afirmaciones fueron hechas con otros virus. La epidemia de SARS de 2002, el virus de inmunodeficiencia humana (VIH) causante del SIDA, el ébola o incluso la gripe A han sido acusados de ser creados por el hombre por diversos motivos. ¿Han sido todos estos virus creados en el laboratorio o quizás aparezcan estas afirmaciones cada vez que un virus se hace conocido? ¿Cómo puedo saber que SARS-CoV2 no ha sido creado en un laboratorio?

La respuesta está en el genoma

De la misma forma que un perito forense puede determinar si un cadáver ha sido movido y las condiciones en las que ha fallecido, la biología molecular puede determinar si un virus es de origen natural o no. Es en concreto, el análisis genético del virus el que nos ofrece pistas sobre su origen.

Pese a que una gran cantidad de bulos de internet lo intentan desmentir, la realidad es que el genoma del SARS-CoV2 es bien conocido. Sabemos su secuencia, tenemos gran certeza sobre las proteínas que codifica y sabemos bastante sobre su estructura. Su secuencia original, extraída de muestras de pacientes en Wuhan fue publicada por primera vez en Enero de 2020, y digo bien por primera vez, porque se ha secuenciado en diferentes partes del mundo, por diferentes equipos y en diferentes pacientes encontrando pequeñas variaciones. ¿No te lo crees? Aquí tenéis una gran base de datos pública sobre SARS-CoV2 con más de 50.000 secuencias registradas, un ejemplo más de la enorme colaboración científica a nivel internacional para agilizar la investigación en tiempos de pandemia.

Vale, perfecto, la respuesta está en el genoma pero ¿en qué prueba esto que el origen es natural? Muchos pequeños detalles sugieren un origen natural del virus, pero vamos a centrarnos en dos de ellos. 

La clave: cómo se une el virus a su receptor diana

Como hemos mencionado antes, sabemos la secuencia de SARS-CoV2 y sabemos qué proteínas se esconden detrás de esta secuencia. Gracias a décadas estudiando los coronavirus, sabemos que una de sus proteínas (Proteína S) es la responsable de que el virus entre en nuestras células, es decir la llave que abre las células. Pero es más, sabemos perfectamente cuál es la cerradura (el receptor) que esa llave de SARS-CoV2 va a intentar abrir: el receptor ACE2 presente en nuestras células.

Ahora pensemos un poquito, vamos a ponernos en el papel de despiadados creadores de virus. Si yo fuese un científico malvado y quisiese crear un virus mortal en el laboratorio hubiese puesto mucho énfasis en esta proteína ya que la entrada de un virus a la célula es esencial. Me hubiese asegurado de que mi virus tuviese una llave perfecta para esa cerradura.

Sorprendentemente, al usar programas informáticos capaces de predecir lo que encajan estas llaves y cerraduras moleculares, nos encontramos con una sorpresa. La interacción llave-cerradura de SARS-CoV2 debería ser bastante débil (cuando en realidad no lo es). Es decir, la naturaleza ha llegado a una configuración de la llave muy acertada pero que los métodos predictivos con los que contamos hoy en día no serían capaces de predecir. En otras palabras, si una persona hubiese estado creando esa secuencia, hubiese elegido una configuración muy distinta.

Entonces... ¿De dónde viene SARS-CoV2?

Otra cosa alucinante que se puede hacer con un genoma recién descifrado es compararlo con el resto de genomas existentes para ver a qué se parece. Existen gigantescas bases de datos con genomas de diferentes organismos secuenciados y existen programas que buscan en todos ellos a ver qué partes se parecen entre ellas, ¿Qué pasa si introducimos el genoma de SARS-CoV2 en estos programas? Que podemos observar el origen del virus. Igual que si secuenciásemos tus genes y los de tus padres podríamos establecer vuestro parentesco ya que las secuencias serán muy parecidas, podemos ver si dos virus están más o menos emparentados analizando estas similitudes.

Al analizar el genoma de SARS-CoV2 se observan claros parecidos a una serie coronavirus encontrados en murciélagos y en un pangolín. La secuencia del virus está especialmente relacionada con un coronavirus documentado anteriormente llamado RaTG13, que infecta a murciélagos. Y si la secuencia está tan relacionada, es porque RaTG13 y SARS-CoV2 comparten un origen común en la naturaleza. 

El análisis genético es una herramienta que se usa por ejemplo para determinar la paternidad de un bebe basándose en un principio similar: Cuanto más se parecen genéticamente dos individuos, más emparentados están.
El análisis genético es una herramienta que se usa por ejemplo para determinar la paternidad de un bebe basándose en un principio similar: Cuanto más se parecen genéticamente dos individuos, más emparentados están.

De nuevo, si nos pusiésemos en la piel de un científico malvado, seguramente empezaríamos a crear un virus mortal a raíz de virus que ya sabemos que son peligrosos, como el virus del SARS o el virus del MERS, otros coronavirus que han creado problemas al hombre y tienen una mortalidad muy alta. No es el caso, la secuencia de SARS-CoV2 está bastante alejada de las secuencias de esos otros dos virus, otro fallo de la teoría de la conspiración.

¿Fin de la historia?

Es importante recalcar que la ciencia es un conocimiento en constante construcción, por lo que no habrá final de la historia. A veces hay que recordar que este virus lo conocemos desde hace solamente un año cuando se redacta este artículo. No sabemos con absoluta precisión todos los detalles sobre el origen de SARS-CoV2, pero tampoco lo necesitamos para afirmar un origen natural. A día de hoy no conocemos con precisión cómo actúa la anestesia, pero no por ello vamos a negar que funciona o vamos a dejar de usarla. Tampoco nuestros antepasados conocían el movimiento de las ondas en el aire y eran capaces de hablar, ni conocían con precisión como funcionaba la digestión de los alimentos y eran capaces de alimentarse. Muchos bulos se nutren de este conocimiento incompleto para desmentir todo lo que sí que sabemos, como si negasen la existencia del bosque por el hecho de no conocer el número exacto de árboles que lo componen. Que no conozcamos todo con detalle no desacredita lo que sí que sabemos. 

Aunque partan de coronavirus presentes en murciélagos, MERS y SARS tuvieron como hospedado intermedio el camello y la civeta respectivamente. Para SARS-CoV2 se sospecha del pangolin, pero aún no está claro.
Aunque partan de coronavirus presentes en murciélagos, MERS y SARS tuvieron como hospedado intermedio el camello y la civeta respectivamente. Para SARS-CoV2 se sospecha del pangolin, pero aún no está claro.

Siguen habiendo preguntas abiertas sobre el origen de SARS-CoV2. ¿Pasó el virus por un animal intermedio entre murciélago y hombre? ¿Cómo entró en contacto el virus con el primer infectado humano? Incluso es probable que alguna de estas preguntas no encontremos nunca una respuesta clara. Sin embargo la pregunta sobre si el origen del virus es natural o no, ya no está sobre la mesa. Definitivamente, el análisis de cómo interacciona el virus con nuestras células, y el parecido del virus a otros virus encontrados en animales salvajes es muy sólido y no deja margen a explicaciones malintencionadas. 

No necesitamos diseñar virus en el laboratorio, el azar y la selección natural ya lo hacen por nosotros.


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